EL MILAGRO DEL TACTO Y LA PREMATURIDAD

EL MILAGRO DEL TACTO Y LA PREMATURIDAD

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Elvira Porres, psicóloga sistémica especializada en bioenergética, autora del libro Tócame, Mamá. Amor, tacto y nacimiento sensorial, dice textualmente: “Se ha afirmado que la piel es lo más profundo del individuo. Podría pensarse en esta frase como una bella paradoja sin otro fundamento que el propio sentido estético, pero ciertamente no es así. En la piel está la base primordial del psiquismo humano más profundo, y en el contacto, la forma más sencilla de llegar a lo más íntimo del otro”.

Hoy voy a hablar de la piel y de la importancia del contacto o del tacto para la vida. Todas las madres del mundo que estamos conectadas a nuestros bebés y a nuestra propia animalidad, es decir, a la sabiduría milenaria, sabemos y sentimos de forma intuitiva, ya que la cultura nos ha separado dolorosamente de nuestra propia naturaleza, que los bebés necesitan ser sostenidos, mecidos, acariciados y protegidos para poder desarrollarse plenamente. El lugar al que pertenece el bebé es el regazo de su madre que conformaría lo que algunos autores han llamado placenta externa. En este lugar se sienten seguros y forman una continuidad con la madre. Esta placenta externa, tras el nacimiento, se extendería hasta que el bebé fuera capaz de andar o seguir a su madre por sus propios pies. Así que estamos hablando de un largo periodo de tiempo que puede oscilar entre los nueve o quince meses que es cuando los bebés se alzan y caminan solos.

Cuando nacen prematuros, esta situación todavía se alarga más en el tiempo. Así que si queremos garantizar el sano desarrollo de nuestras criaturas deberíamos poder ofrecer a sus madres y a las familias de menores un tiempo de cuidados amorosos de al menos doce o quince meses. Esto debe traducirse en bajas maternales más extensas. Lo ideal sería acercarnos al año y medio o dos años que tienen en los países nórdicos. Los niños pequeños precisan de cuidados y los padres deberían poder ofrecer estos cuidados sin ser sancionados por una sociedad materialista que prima la vuelta al trabajo. Muchas familias se empobrecen al tener hijos y ésto supone un gran drama social de dimensiones catastróficas.

Para no apartarme de la exposición inicial donde he hablado de la importancia del contacto en la infancia,  me gustaría añadir un hecho fascinante que nos muestra el estudio de la embriología en mamíferos y que a mí personalmente me conmocionó, ayudándome a entender la causa de la afirmación que hace Elvira Porres.  Yo me preguntaba ¿cómo es posible que aquello que le haces a la piel se lo hagas a tu cerebro? Tras la fecundación del ovulo por el espermatozoide se produce la división celular que da lugar a un cigoto de células indiferenciadas que a simple vista parece una especie de mora, de ahí el nombre de morula. Llega un momento en el que se produce la diferenciación celular de modo que cada célula migra para disponerse en capas de células diferenciadas. Se forman tres capas llamadas ectodemo, mesodermo y endodermo. De éstas tres capas se formarán los diferentes órganos y tejidos diferenciados de nuestro organismo.  Pues bien, del ectodermo se va a formar todo el sistema nervioso junto con la piel y los órganos sensoriales que hay en la misma.  Las células originarias que conformaron el sistema nervioso del bebé conformaron también la piel. Por lo tanto, todo aquello que le hagamos a la piel se lo hacemos a nuestro cerebro.

Somos un organismo «sintiente». La piel nos protege de nuestro entorno exterior y a la vez nos conecta con todo el entorno físico y social externo.  Aquello que sentimos y percibimos a través de nuestros sentidos conecta directamente con nuestro cerebro viajando en forma de estímulos nerviosos. De este modo se van construyendo los caminos neuronales que gobernarán nuestros movimientos y se va estructurando nuestro cerebro.

Hoy, gracias a los estudios de neurología sabemos que todos los bebés se benefician de las suaves caricias. ¿Por qué negárselas?  ¿Y si un bebé humano a termino nace de por sí tan indefenso, qué pasa cuando son más prematuros?

En nuestro país, el número de bebés prematuros ha crecido hasta un 36% desde 1996, y en la actualidad,  nacen en torno a los 30 mil al año. Tenemos la tasa de nacimientos de bebés prematuros más alta de toda Europa. Afortunadamente, la supervivencia de prematuros en nuestro país con más de 28 semanas es del 95%. Para aquellos que nacen por debajo de esa edad gestacional se reduce al 65%, aunque los expertos estiman que es igualmente alta.

Las familias y los profesionales médicos podemos favorecer el desarrollo de todos los bebés mediante la caricia y el masaje.

La doctora Tiffany Field y sus colaboradores del Instituto Touch Research de la Universidad de Medicina de Miami llevan investigando los efectos de la estimulación táctil en bebés pretérmino muchos años(1). Los resultados de los mismos les llevan a afirmar que la terapia del masaje en bebés prematuros facilita la ganancia de peso de los mismos y ayuda a que decrezca la depresión posparto en las madres.  Los estudios muestran una ganancia de peso del 31 al 47% con tan solo tres sesiones de 15 minutos proporcionadas durante 5 ó 10 días.  Además los bebés abandonan el hospital antes. Lo que beneficia no sólo al bebé y a su familia sino al hospital en término de ahorro económico.  El motivo es que la estimulación cutánea acelera el proceso de mielinización de los nervios,  impulsando a su vez los procesos madurativos del resto de funciones corporales (función respiratoria, circulatoria, gastrointestinal, etc.). En un proceso natural de un bebé a término, éste experimenta en el vientre de su madre la caricia que supone el estar bañando por el líquido amniótico en permanente movimiento rozándose contra las paredes del útero de su madre de modo que está siempre siendo masajeado de forma natural.  Un bebé nacido antes de tiempo se ve privado de ello. De ahí la importancia de realizar esta suave estimulación todos los días.

Animo a todos los padres y madres a no perderse las primeras etapas de vida de sus bebés y a proporcionarles los cuidados que tanto necesitan.

(1)Tiffany Field; Tactile/Kinesthetic Stimulation Effects on Preterm Neonantes. Pediatrics, Vol.77 nº 5 mayo 1986.

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